Plaza de Toros de Goya el día de su inauguración.
El 4 de agosto de 1874, Madrid vivió un acontecimiento que marcaría la historia taurina de la ciudad: la inauguración de la Plaza de Toros de Goya. Situada en la entonces reciente calle de Alcalá, esta plaza nació para sustituir a la antigua Plaza de la Puerta de Alcalá, que ya no cumplía con las necesidades de los aficionados. Con una capacidad para más de 13,000 espectadores, el nuevo coso prometía modernidad y espectáculo en un momento en que la tauromaquia vivía un gran auge en España.
La inauguración fue un evento de gran expectación. Entre los asistentes se encontraban figuras destacadas de la aristocracia madrileña, políticos y, por supuesto, los fieles seguidores de la fiesta brava. Aquella tarde, los tendidos se llenaron de emoción cuando los primeros toros saltaron al ruedo, dando inicio a una nueva era en la historia taurina de la capital.
Madrid en 1874 no era solo toros y festejos. La ciudad vivía tiempos de cambios y tensión política. España atravesaba la restauración borbónica tras la caída de la Primera República y la llegada de Alfonso XII al trono se veía cada vez más cerca. Mientras en los cafés de la Puerta del Sol se discutía acaloradamente sobre el futuro del país, en las calles se notaba el bullicio de una capital que crecía a paso acelerado, con nuevas construcciones, la llegada del ferrocarril y un Madrid que comenzaba a modernizarse.
Aquel verano de 1874, la Plaza de Toros de Goya se convirtió en un símbolo de esta época de contrastes, donde la tradición y el progreso iban de la mano. Aunque años más tarde sería reemplazada por la Plaza de Las Ventas, su inauguración quedó en la memoria de los madrileños como un hito de la vida social y cultural de la ciudad.
La inauguración fue un evento de gran expectación. Entre los asistentes se encontraban figuras destacadas de la aristocracia madrileña, políticos y, por supuesto, los fieles seguidores de la fiesta brava. Aquella tarde, los tendidos se llenaron de emoción cuando los primeros toros saltaron al ruedo, dando inicio a una nueva era en la historia taurina de la capital.
Madrid en 1874 no era solo toros y festejos. La ciudad vivía tiempos de cambios y tensión política. España atravesaba la restauración borbónica tras la caída de la Primera República y la llegada de Alfonso XII al trono se veía cada vez más cerca. Mientras en los cafés de la Puerta del Sol se discutía acaloradamente sobre el futuro del país, en las calles se notaba el bullicio de una capital que crecía a paso acelerado, con nuevas construcciones, la llegada del ferrocarril y un Madrid que comenzaba a modernizarse.
Aquel verano de 1874, la Plaza de Toros de Goya se convirtió en un símbolo de esta época de contrastes, donde la tradición y el progreso iban de la mano. Aunque años más tarde sería reemplazada por la Plaza de Las Ventas, su inauguración quedó en la memoria de los madrileños como un hito de la vida social y cultural de la ciudad.
Envíado por OldPik el 22 de julio de 2024
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