Vendedores de cuchillos y navajas
Vendedores de cuchillos y navajas en la antigua estación de Albacete (1923). Fotografía: Luis Escobar
La fotografía Vendedores de cuchillos y navajas, 1923, tomada en Albacete, Castilla-La Mancha, España, nos dibuja con una sonrisa curiosa una escena vibrante de la vida cotidiana y el comercio tradicional en una ciudad conocida por su industria cuchillera. En esta imagen en blanco y negro, un grupo de hombres, presumiblemente artesanos o vendedores, posa frente a un edificio de ladrillo con puertas y ventanas de madera, luciendo orgullosos sus delantales adornados con elaboradas muestras de cuchillos y navajas, que cuelgan como trofeos de su oficio. Sentados y de pie, con sombreros, bigotes y trajes modestos típicos de la época, sus expresiones serias pero confiadas reflejan el orgullo artesanal y la dureza del trabajo manual en la España de los años 20.
Albacete, famosa por su tradición cuchillera desde el siglo XVII, era un centro clave para la fabricación de estas herramientas y armas blancas, y en 1923, bajo la monarquía de Alfonso XIII, la ciudad vivía un momento de estabilidad económica relativa, aunque con las tensiones sociales previas a la Segunda República (1931). Estos vendedores, probablemente miembros de gremios o talleres locales, representaban una economía basada en el oficio manual, en un tiempo donde la industrialización comenzaba a asomar, pero la artesanía seguía siendo el alma de muchas comunidades. La fotografía captura no solo su trabajo, sino también la identidad cultural de Albacete, un lugar donde el acero y la habilidad manual forjaron una reputación que perdura hasta hoy, con una pizca de nostalgia por un oficio que, aunque transformado, sigue latiendo en la ciudad. Es un retrato ameno pero riguroso de una época, donde la tradición y el esfuerzo se entrelazan con la promesa de un futuro en cambio.
La fotografía Vendedores de cuchillos y navajas, 1923, tomada en Albacete, Castilla-La Mancha, España, nos dibuja con una sonrisa curiosa una escena vibrante de la vida cotidiana y el comercio tradicional en una ciudad conocida por su industria cuchillera. En esta imagen en blanco y negro, un grupo de hombres, presumiblemente artesanos o vendedores, posa frente a un edificio de ladrillo con puertas y ventanas de madera, luciendo orgullosos sus delantales adornados con elaboradas muestras de cuchillos y navajas, que cuelgan como trofeos de su oficio. Sentados y de pie, con sombreros, bigotes y trajes modestos típicos de la época, sus expresiones serias pero confiadas reflejan el orgullo artesanal y la dureza del trabajo manual en la España de los años 20.
Albacete, famosa por su tradición cuchillera desde el siglo XVII, era un centro clave para la fabricación de estas herramientas y armas blancas, y en 1923, bajo la monarquía de Alfonso XIII, la ciudad vivía un momento de estabilidad económica relativa, aunque con las tensiones sociales previas a la Segunda República (1931). Estos vendedores, probablemente miembros de gremios o talleres locales, representaban una economía basada en el oficio manual, en un tiempo donde la industrialización comenzaba a asomar, pero la artesanía seguía siendo el alma de muchas comunidades. La fotografía captura no solo su trabajo, sino también la identidad cultural de Albacete, un lugar donde el acero y la habilidad manual forjaron una reputación que perdura hasta hoy, con una pizca de nostalgia por un oficio que, aunque transformado, sigue latiendo en la ciudad. Es un retrato ameno pero riguroso de una época, donde la tradición y el esfuerzo se entrelazan con la promesa de un futuro en cambio.
Contributed by OldPik on January 5, 2025
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