Surgen en la segunda mitad del siglo XIX, y al amparo de la llegada del ferrocarril, otras reuniones feriales de rango comarcal-regional, que se ven potenciadas con la creación del Mercado semanal del domingo entre 1810-1820, de la feria mayor de San Antolín en 1873 (primero de seis días y desde 1878 de los ocho actuales) y de la «feria chica» de San Antonio en 1877, todas ellas vigentes hasta la fecha, aunque transformadas por el correr de los años. Las tres harán de la villa uno de los principales mercados de contratación de trigo y ganado lanar en la España de los primeros años del presente siglo.
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